Un día de lluvia

Con una ciclogénesis explosiva atravesando España, o dicho en cristiano, lluvia y vientos huracanados en la calle, era el día perfecto para quedarse en casa y disfrutar de un día de pantuflas, y niños deseosos de actividad.

 

Después de terminar los deberes, leer cuentos, dibujar, jugar a las Pin y Pon, ver Doraimon y Peppa Pig, y puede que alguna cosilla más, le llegó el turno a las témperas y las acuarelas. Empezamos con un proyecto que están desarrollando en el cole, identificar la calle, para ello, cogimos un cartón y recortamos la silueta de los edificios de una calle con su acera y su calzada. La idea es seguir trabajando sobre él y añadir objetos de la calle, coches, árboles, farolas, bancos... a ver que sale...ya lo enseñaré en otro post.

 

Animados con el resultado, empezaron a producir y producir "cuadros" que colocaron en la cocina para que se secaran. Acto seguido se lanzaron a  fotografiarlos, han salido bastante bien, no??

 

 

De paseo por el campo

Tenemos la suerte de que a pocos minutos de casa podemos disfrutar de un precioso entorno natural,  un río y su ribera, donde los niños pueden divertirse y aprender de la naturaleza. Después de tantas celebraciones y copiosas comidas, nos apetecía estar al aire libre y hacer algo diferente. Así que aprovechamos el día primaveral que nos regaló enero, y pertrechados de mochila, cuaderno de campo y ganas de explorar, salimos a pasear y a conocer la vegetación de la ribera.

 

Observamos los árboles que ibamos encontrándonos, la forma y el color de sus hojas, el tronco, los frutos que estaban a sus pies o en sus ramas y con la ayuda de nuestro cuaderno, fuimos poniéndoles nombre. Así descubrimos encinas, higueras, alamos blancos, olivos, eucaliptos, pinos y naranjos.

Fue una mañana muy divertida y volvimos cargados de hojas y frutos, a ver que se nos ocurre hacer con todo…

Buscando setas (sólo para observarlas)

 

El lentisco les encantó con sus bolitas rojas

 

 

 

 

 

 

 

Descubrieron "fosiles" de hojas.

Unos castillos muy coloridos

Después de escuchar en un programa de televisión que las cosas pueden tener una “segunda vida”, decidimos usar nuestra imaginación y dar una segunda oportunidad en el mundo de las manualidades a todos esos envoltorios, paquetes y cajas que a diario tiramos al cubo de la basura. Por cierto, en inglés a esto se le llama upcycling, es un paso más allá del reciclaje.

Hasta ahora simplemente habíamos utilizado los cartones de diversos productos como lienzos para dibujos, pero es curioso como una vez que la imaginación se pone en marcha, dejas de considerar los envoltorios y  paquetes como tales, para ver en ellos potenciales “obras de arte”. 

Hace unas semanas compramos una yogurtera (por cierto, os la recomiendo, porque salen unos yogures riquísimos) al sacarla de su caja, comprobamos que los cartones que servían de protección no eran simples cartones, sino “castillos” con torreones y techos abovedados, era sólo cuestión de decorar aquí y allá para que los demás también los vieran.  

Mis artistas favoritos se pusieron manos a la obra y aquí está el resultado, unos preciosos y coloridos castillos.