Tenemos la suerte de que a pocos minutos de casa podemos disfrutar de un precioso entorno natural, un río y su ribera, donde los niños pueden divertirse y aprender de la naturaleza. Después de tantas celebraciones y copiosas comidas, nos apetecía estar al aire libre y hacer algo diferente. Así que aprovechamos el día primaveral que nos regaló enero, y pertrechados de mochila, cuaderno de campo y ganas de explorar, salimos a pasear y a conocer la vegetación de la ribera.
Observamos los árboles que ibamos encontrándonos, la forma y el color de sus hojas, el tronco, los frutos que estaban a sus pies o en sus ramas y con la ayuda de nuestro cuaderno, fuimos poniéndoles nombre. Así descubrimos encinas, higueras, alamos blancos, olivos, eucaliptos, pinos y naranjos.
Fue una mañana muy divertida y volvimos cargados de hojas y frutos, a ver que se nos ocurre hacer con todo…
Buscando setas (sólo para observarlas)
El lentisco les encantó con sus bolitas rojas
Descubrieron "fosiles" de hojas.
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